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por ELN
Viernes, 25 de Enero de 2013
Desde la primera década del siglo
pasado, las técnicas de la propaganda comercial que inducen a la gente a
comprar cosas que no necesita y a seguir determinados estereotipos, confluyeron
con la propaganda política para programar la mente y la voluntad de las masas.
La injerencia de los grandes medios de comunicación, en la construcción de
imaginarios contrainsurgentes en las mentes de los colombianos es una realidad
innegable, cumplen la doble función de desinformar y formar opinión a favor de
los intereses de la élite dominante. Atendiendo a ésta reflexión, el
Observatorio comunicacional del ELN se situará detrás de la escena de la
producción informativa, para monitorear, analizar contenidos, discursos y su
impacto en la construcción de la realidad legitimadora de la hegemonía.
Los medios de comunicación y su mediación política
En Colombia el paisaje mediático es dominado por instituciones privadas, es decir, casi la totalidad de los medios de comunicación de alcance nacional responden a los intereses de sus propietarios; para nuestro análisis, los dividiremos en dos categorías: en la primera, tenemos las empresas que dependen de la pauta publicitaria y las segundas son las empresas que hacen parte de conglomerados económicos y dependen del grupo empresarial al cual pertenecen.
Las primeras tienen el propósito primordial de comercializar la información que, surgida de hechos, es señalada por ellos mismos como noticiable, ya que su impacto les proporcionará la rentabilidad de mayores usuarios que cotizarán la pauta publicitaria y el costo de los publirreportajes presentados como periodismo, las segundas naturalmente salvaguardan los intereses de su grupo empresarial y de la élite económica, pero ambas categorías, coinciden en la imposición de criterios desinformativos a sus periodistas con el fin de manipular la opinión pública.
En la selección y presentación de los hechos noticiosos por parte de los medios de comunicación privados de alcance nacional, hemos observado: se han situado en un papel en la guerra y despliegan una avanzada mediática de “baja intensidad” (porque en su selección informativa confluyen afirmaciones verídicas a medias y/o descontextualizadas con mentiras asombrosas y bloquean la circulación de la oposición política). Así imponen, no influyen en la opinión pública, pues han posicionado líderes de opinión y autoridades sobre determinados acontecimientos que no contradicen sino matizan la posición del establecimiento, creando así un falso consenso, un consenso de elaboración mediática para salvaguardar los intereses estratégicos de la clase explotadora.
De ésta manera, han mutado de servir al interés público y nacional como principio fundacional, al de servir en defensa de unos intereses de clase, sus agendas dependen de las matrices que los mercenarios contrainsurgentes mediáticos despliegan a través de sus agencias, el acatamiento a participar en la escena política creada por ellos, los sitúa como actores políticos que median a favor del interés gubernamental.
Tras la máscara se esconde un mercenario
Desde la primera década del siglo pasado, las técnicas de la propaganda comercial que inducen a la gente a comprar cosas que no necesita y a seguir determinados estereotipos, confluyeron con la propaganda política para programar la mente y la voluntad de las masas, en un centenar de años de experimentación se han perfeccionado.
Hoy éstas agencias mercenarias se presentan con una imagen corporativa de una empresa que utiliza la ciencia y la tecnología de la comunicación con fines mercantiles ofreciendo el servicio especializado de "manipulación propagandística” bajo la cobertura de la “técnica”.
En nuestro país, abundan los expertos en comunicación estratégica y asuntos militares, violentólogos que asesoran directamente a la presidencia y operan bajo la cobertura de Fundaciones, que coordinan el desarrollo de las matrices comunicacionales contrainsurgentes diseñadas desde el Pentágono.
La percepción de la realidad
Según las técnicas de dominación, algunas observaciones son “parciales”, por tanto, no “objetivas”. Ejemplo: "El ejército bombardea y asesina campesinos en el Cauca", un publicista del régimen diría que si bien no dije una mentira la “percepción” resultó “errónea”.
De eso se trata, de cómo “percibimos” la realidad. Las técnicas indican que debería haber dicho algo así: “Desafortunadamente los ‘daños colaterales’ en el Cauca, representan el costo de “la libertad y la democracia en Colombia”.
Con ironía, el especialista en medios, Norman Solomon resume: “Para algunas personas, la guerra es terror, tragedia, desastres y muertes. Para otros es un problema de relaciones públicas y marketing político".
Cerco mediático y autocensura
En ésta realidad, la ética del periodista, es indispensable, sin embargo, los criterios informativos no sólo se reducen a la censura sino, que además, se es perseguido y señalado de ser antagonista en la escena, al lado de la insurgencias armada, la oposición política y la organización social.
No podemos afirmar que todo periodista, ni todos los medios por voluntad propia o por presión económica, son parlantes de la oficialidad del régimen terrorista, pero las estadísticas reflejan la cruda realidad de un cerco mediático y una autocensura.
Los políticos y las fuerzas armadas del Estado, lideran los 131 casos documentados de ataques a periodistas en el 2011, seguidos por los paramilitares o escuadrones de la muerte.
A lo anterior se añade el homicidio del periodista Luís Eduardo Gómez de 70 años de edad, perpetrado por paramilitares en el Urabá antioqueño.
Además de la criminalización de la opinión con la sentencia a 20 meses de prisión y el pago de 20 salarios mínimos, por una editorialista que criticaba la corrupción de una alcaldesa y candidata a la gobernación de Cundinamarca.
Y frente al cubrimiento del conflicto, El pasado 29 de septiembre del 2011, un periodista informó sobre un comunicado de la Guerrilla del ELN, donde esta organización anunciaba un paro armado en el Oriente Colombiano. A los pocos días, en un consejo de seguridad, un coronel del ejército señaló al periodista de “hacerle el juego al terrorismo” por informar esa noticia. Unos días después el periodista recibió una amenaza a su celular. En su buzón de voz dejaron grabados unos disparos de fusil.
En resumen y en palabras de un periodista de La Cienaga de Oro en el departamento de Córdoba, "La autocensura es como nuestro guardaespaldas, mientras nos limitemos en ciertos temas estamos seguros".
El teatro de operaciones psicológicas
Para explicar cómo se desarrollan las matrices comunicacionales contrainsurgentes, imaginémonos la siguiente escena política, donde el axioma que compone las matrices de opinión se ubica en el titular de la noticia.
* Los medios eligen los actores: según el suceso informativo, se asignan papeles, quien es el protagonista y el antagonista en la dicotomía de buenos y malos.
* Escriben el argumento: seleccionando en la agenda de sucesos la prioridad informativa, lo que se silencia y de lo que se opina.
* Redactan el guión: Definen el lenguaje y los significantes sobre los cuales se hace referencia a la acción del protagonista o del antagonista del acontecimiento
* Provocan el desenlace: construyen la opinión pública y crean un falso consenso.
En nuestra próxima entrega ejemplarizaremos las escenas políticas que han permitido que los medios de comunicación hayan dejado de registrar la realidad para producirla.
Si la guerra, el enemigo la inició mintiendo y manipulando, la paz la construiremos leales a la realidad, la veracidad y la transparencia ética y moral.
Los medios de comunicación y su mediación política
En Colombia el paisaje mediático es dominado por instituciones privadas, es decir, casi la totalidad de los medios de comunicación de alcance nacional responden a los intereses de sus propietarios; para nuestro análisis, los dividiremos en dos categorías: en la primera, tenemos las empresas que dependen de la pauta publicitaria y las segundas son las empresas que hacen parte de conglomerados económicos y dependen del grupo empresarial al cual pertenecen.
Las primeras tienen el propósito primordial de comercializar la información que, surgida de hechos, es señalada por ellos mismos como noticiable, ya que su impacto les proporcionará la rentabilidad de mayores usuarios que cotizarán la pauta publicitaria y el costo de los publirreportajes presentados como periodismo, las segundas naturalmente salvaguardan los intereses de su grupo empresarial y de la élite económica, pero ambas categorías, coinciden en la imposición de criterios desinformativos a sus periodistas con el fin de manipular la opinión pública.
En la selección y presentación de los hechos noticiosos por parte de los medios de comunicación privados de alcance nacional, hemos observado: se han situado en un papel en la guerra y despliegan una avanzada mediática de “baja intensidad” (porque en su selección informativa confluyen afirmaciones verídicas a medias y/o descontextualizadas con mentiras asombrosas y bloquean la circulación de la oposición política). Así imponen, no influyen en la opinión pública, pues han posicionado líderes de opinión y autoridades sobre determinados acontecimientos que no contradicen sino matizan la posición del establecimiento, creando así un falso consenso, un consenso de elaboración mediática para salvaguardar los intereses estratégicos de la clase explotadora.
De ésta manera, han mutado de servir al interés público y nacional como principio fundacional, al de servir en defensa de unos intereses de clase, sus agendas dependen de las matrices que los mercenarios contrainsurgentes mediáticos despliegan a través de sus agencias, el acatamiento a participar en la escena política creada por ellos, los sitúa como actores políticos que median a favor del interés gubernamental.
Tras la máscara se esconde un mercenario
Desde la primera década del siglo pasado, las técnicas de la propaganda comercial que inducen a la gente a comprar cosas que no necesita y a seguir determinados estereotipos, confluyeron con la propaganda política para programar la mente y la voluntad de las masas, en un centenar de años de experimentación se han perfeccionado.
Hoy éstas agencias mercenarias se presentan con una imagen corporativa de una empresa que utiliza la ciencia y la tecnología de la comunicación con fines mercantiles ofreciendo el servicio especializado de "manipulación propagandística” bajo la cobertura de la “técnica”.
En nuestro país, abundan los expertos en comunicación estratégica y asuntos militares, violentólogos que asesoran directamente a la presidencia y operan bajo la cobertura de Fundaciones, que coordinan el desarrollo de las matrices comunicacionales contrainsurgentes diseñadas desde el Pentágono.
La percepción de la realidad
Según las técnicas de dominación, algunas observaciones son “parciales”, por tanto, no “objetivas”. Ejemplo: "El ejército bombardea y asesina campesinos en el Cauca", un publicista del régimen diría que si bien no dije una mentira la “percepción” resultó “errónea”.
De eso se trata, de cómo “percibimos” la realidad. Las técnicas indican que debería haber dicho algo así: “Desafortunadamente los ‘daños colaterales’ en el Cauca, representan el costo de “la libertad y la democracia en Colombia”.
Con ironía, el especialista en medios, Norman Solomon resume: “Para algunas personas, la guerra es terror, tragedia, desastres y muertes. Para otros es un problema de relaciones públicas y marketing político".
Cerco mediático y autocensura
En ésta realidad, la ética del periodista, es indispensable, sin embargo, los criterios informativos no sólo se reducen a la censura sino, que además, se es perseguido y señalado de ser antagonista en la escena, al lado de la insurgencias armada, la oposición política y la organización social.
No podemos afirmar que todo periodista, ni todos los medios por voluntad propia o por presión económica, son parlantes de la oficialidad del régimen terrorista, pero las estadísticas reflejan la cruda realidad de un cerco mediático y una autocensura.
Los políticos y las fuerzas armadas del Estado, lideran los 131 casos documentados de ataques a periodistas en el 2011, seguidos por los paramilitares o escuadrones de la muerte.
A lo anterior se añade el homicidio del periodista Luís Eduardo Gómez de 70 años de edad, perpetrado por paramilitares en el Urabá antioqueño.
Además de la criminalización de la opinión con la sentencia a 20 meses de prisión y el pago de 20 salarios mínimos, por una editorialista que criticaba la corrupción de una alcaldesa y candidata a la gobernación de Cundinamarca.
Y frente al cubrimiento del conflicto, El pasado 29 de septiembre del 2011, un periodista informó sobre un comunicado de la Guerrilla del ELN, donde esta organización anunciaba un paro armado en el Oriente Colombiano. A los pocos días, en un consejo de seguridad, un coronel del ejército señaló al periodista de “hacerle el juego al terrorismo” por informar esa noticia. Unos días después el periodista recibió una amenaza a su celular. En su buzón de voz dejaron grabados unos disparos de fusil.
En resumen y en palabras de un periodista de La Cienaga de Oro en el departamento de Córdoba, "La autocensura es como nuestro guardaespaldas, mientras nos limitemos en ciertos temas estamos seguros".
El teatro de operaciones psicológicas
Para explicar cómo se desarrollan las matrices comunicacionales contrainsurgentes, imaginémonos la siguiente escena política, donde el axioma que compone las matrices de opinión se ubica en el titular de la noticia.
* Los medios eligen los actores: según el suceso informativo, se asignan papeles, quien es el protagonista y el antagonista en la dicotomía de buenos y malos.
* Escriben el argumento: seleccionando en la agenda de sucesos la prioridad informativa, lo que se silencia y de lo que se opina.
* Redactan el guión: Definen el lenguaje y los significantes sobre los cuales se hace referencia a la acción del protagonista o del antagonista del acontecimiento
* Provocan el desenlace: construyen la opinión pública y crean un falso consenso.
En nuestra próxima entrega ejemplarizaremos las escenas políticas que han permitido que los medios de comunicación hayan dejado de registrar la realidad para producirla.
Si la guerra, el enemigo la inició mintiendo y manipulando, la paz la construiremos leales a la realidad, la veracidad y la transparencia ética y moral.
kaosenlared.net
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