Balance
2012, Parte VIII
Pablo Beltrán
¿Por Qué Te Indignas?
La táctica política del movimiento popular en el 2012, se desarrolló
en los debates sobre la paz y en la movilización política contra la
aplanadora del régimen, que a toda costa, avanzó en descargar más
violencia neoliberal contra los colombianos. Buena parte de estos
esfuerzos fueron producto de unidades de acción, con las que se
dieron pasos en la construcción de un centralizador, alternativa de
cambio para los colombianos.
Bajo la consigna, “Vamos por la paz con un agenda social”, se
realizó en octubre la Semana de la indignación, convocada por la
Coordinadora de movimientos sociales de Colombia, el Congreso de los
pueblos y la Marcha patriótica, movilización contra las medidas anti
populares, que desnudó las pretensiones del gobierno de Santos:
Debemos estar atentos a no permitir que la agenda neoliberal social
y política del régimen transcurra tranquilamente hacia sus
intereses, mientras pretende distraer la atención con un proceso de
diálogos, que claramente no resolverá todos los problemas que
aquejan a los sectores populares”.
La lucha social y política del pueblo colombiano tuvo múltiples
expresiones, tantas, como motivos de indignación. Entre los
principales estuvieron el asesinato de líderes, la deuda social
(jubilaciones, salud, niñez, educación, impuestos, salarios,
regalías), contra la gran minería y las represas, la quiebra del
campo (abandono, crisis) y por el colapso del sistema carcelario.
La ofensiva del régimen incluyó desde ignorar tales luchas, pasando
por falsas negociaciones y tratos para disolver las protestas, junto
a dilatar respuestas hasta desgastar la movilización, acompañada de
la intervención de los cuerpos represivos militares y policiales,
para ejecutar la persecución abierta y encubierta, que la mayoría de
las veces terminó en el encarcelamiento o asesinato de los
activistas populares.
En esta coyuntura en que la sociedad colombiana quiere participar y
hacer oír su voz frente a las soluciones del conflicto interno, el
régimen refinó su potente aparato de control, manipulación y
silenciamiento de las opiniones críticas del sistema. Los dos
principales diarios del país cayeron en manos del sector más
retrogrado de las elites dominantes. El principal grupo de grandes
radiodifusoras sigue en manos de inversores extranjeros que sirven
más a las multinacionales, que a los intereses de la sociedad
colombiana. La televisión se dedica a aumentar ganancias, sin
escuchar las críticas por “la violencia y vulgaridad de la
programación en horarios familiares”, bajo la ciega mirada de la
Agencia Nacional de Televisión.
Dentro de este sombrío paisaje, nació en 2012 la Alianza de medios y
periodistas por la paz con justicia social, quien en pulso desigual,
contribuye a crear conciencia sobre el conflicto y sobre la
necesidad de participar en la construcción de una solución
política.
Colombianas y colombianos por la paz se vio acompañado por numerosas
iniciativas, que desde esquinas distintas formularon alternativas
para resolver el conflicto nacional. En abril, Acción Andina,
Dejusticia y otras entidades, propusieron “una política de drogas
que promueva la paz y el respeto a los derechos humanos”, como
reemplazo de la ‘guerra anti drogas’ sostenida desde el gobierno de
los Estados Unidos.
En marzo, varios cientos de organizaciones y personalidades firmaron
el Manifiesto “Por la paz hasta la última gota de nuestros sueños”,
que más adelante confluyó con otras iniciativas, dando origen a la
Ruta social común por la paz. Los firmantes de este Manifiesto
expresaron:
* “El ser una economía dependiente, concebida como una bodega de
recursos, con un desarrollo endógeno nulo, es el gen de la guerra.
* Los EEUU justifican su intervencionismo bajo el pretexto de la
‘lucha contra el narcotráfico’.
* Hemos sido sometidos al terror que configura el latifundio a favor
del gran capital.
* Cuando protestamos sufrimos exterminio… se nos considera
criminales y ‘terroristas’.
* Las partes somos todos los colombianos; también consideramos parte
del conflicto a las transnacionales.
* La llave de la paz es exigir que cese la práctica estatal de
exterminar la participación política civil.
* Hacemos de la empatía social el primer paso hacia una verdadera
paz.
* Una paz que nazca del debate conjunto.
* Queremos poder participar en el debate político amplio, en la
construcción social sin ser asesinados.
* No se trata de una negociación superficial, ni de negociar
prebendas”.
Pablo Beltrán
¿Por Qué Te Indignas?
La táctica política del movimiento popular en el 2012, se desarrolló
en los debates sobre la paz y en la movilización política contra la
aplanadora del régimen, que a toda costa, avanzó en descargar más
violencia neoliberal contra los colombianos. Buena parte de estos
esfuerzos fueron producto de unidades de acción, con las que se
dieron pasos en la construcción de un centralizador, alternativa de
cambio para los colombianos.
Bajo la consigna, “Vamos por la paz con un agenda social”, se
realizó en octubre la Semana de la indignación, convocada por la
Coordinadora de movimientos sociales de Colombia, el Congreso de los
pueblos y la Marcha patriótica, movilización contra las medidas anti
populares, que desnudó las pretensiones del gobierno de Santos:
Debemos estar atentos a no permitir que la agenda neoliberal social
y política del régimen transcurra tranquilamente hacia sus
intereses, mientras pretende distraer la atención con un proceso de
diálogos, que claramente no resolverá todos los problemas que
aquejan a los sectores populares”.
La lucha social y política del pueblo colombiano tuvo múltiples
expresiones, tantas, como motivos de indignación. Entre los
principales estuvieron el asesinato de líderes, la deuda social
(jubilaciones, salud, niñez, educación, impuestos, salarios,
regalías), contra la gran minería y las represas, la quiebra del
campo (abandono, crisis) y por el colapso del sistema carcelario.
La ofensiva del régimen incluyó desde ignorar tales luchas, pasando
por falsas negociaciones y tratos para disolver las protestas, junto
a dilatar respuestas hasta desgastar la movilización, acompañada de
la intervención de los cuerpos represivos militares y policiales,
para ejecutar la persecución abierta y encubierta, que la mayoría de
las veces terminó en el encarcelamiento o asesinato de los
activistas populares.
En esta coyuntura en que la sociedad colombiana quiere participar y
hacer oír su voz frente a las soluciones del conflicto interno, el
régimen refinó su potente aparato de control, manipulación y
silenciamiento de las opiniones críticas del sistema. Los dos
principales diarios del país cayeron en manos del sector más
retrogrado de las elites dominantes. El principal grupo de grandes
radiodifusoras sigue en manos de inversores extranjeros que sirven
más a las multinacionales, que a los intereses de la sociedad
colombiana. La televisión se dedica a aumentar ganancias, sin
escuchar las críticas por “la violencia y vulgaridad de la
programación en horarios familiares”, bajo la ciega mirada de la
Agencia Nacional de Televisión.
Dentro de este sombrío paisaje, nació en 2012 la Alianza de medios y
periodistas por la paz con justicia social, quien en pulso desigual,
contribuye a crear conciencia sobre el conflicto y sobre la
necesidad de participar en la construcción de una solución
política.
Colombianas y colombianos por la paz se vio acompañado por numerosas
iniciativas, que desde esquinas distintas formularon alternativas
para resolver el conflicto nacional. En abril, Acción Andina,
Dejusticia y otras entidades, propusieron “una política de drogas
que promueva la paz y el respeto a los derechos humanos”, como
reemplazo de la ‘guerra anti drogas’ sostenida desde el gobierno de
los Estados Unidos.
En marzo, varios cientos de organizaciones y personalidades firmaron
el Manifiesto “Por la paz hasta la última gota de nuestros sueños”,
que más adelante confluyó con otras iniciativas, dando origen a la
Ruta social común por la paz. Los firmantes de este Manifiesto
expresaron:
* “El ser una economía dependiente, concebida como una bodega de
recursos, con un desarrollo endógeno nulo, es el gen de la guerra.
* Los EEUU justifican su intervencionismo bajo el pretexto de la
‘lucha contra el narcotráfico’.
* Hemos sido sometidos al terror que configura el latifundio a favor
del gran capital.
* Cuando protestamos sufrimos exterminio… se nos considera
criminales y ‘terroristas’.
* Las partes somos todos los colombianos; también consideramos parte
del conflicto a las transnacionales.
* La llave de la paz es exigir que cese la práctica estatal de
exterminar la participación política civil.
* Hacemos de la empatía social el primer paso hacia una verdadera
paz.
* Una paz que nazca del debate conjunto.
* Queremos poder participar en el debate político amplio, en la
construcción social sin ser asesinados.
* No se trata de una negociación superficial, ni de negociar
prebendas”.
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