sábado, 28 de julio de 2012

Entrevista del comandante Antonio García de ELN


El comandante Antonio García de ELN

Realizada por Caracol Radio, versión completa


1. ¿Cómo está hoy el ELN, cual es la proyección política y social del grupo armado? ¿Consideran que se puede hablar de posconflicto?

– El ELN somos mucho más de una organización armada, somos una fuerza social y política con su corazón y su mente colocados en el presente y futuro de la nación, en las mayorías excluidas, marginadas y oprimidas, que quieren una sociedad justa, democrática y que encare los riesgos de la humanidad y el planeta, que el capitalismo neoliberal no hace más que agudizar, como acontece hoy en Europa. El ELN trabaja por que Colombia cambie en un rumbo que beneficie a las mayorías y que ellas puedan participar en la construcción de un Nuevo Gobierno de nación, paz y equidad.

– El conflicto es una realidad inocultable, el mismo Juan Manuel Santos lo ha reconocido.

2. ¿Fracasó el proyecto político, social y militar de la insurgencia armada en Colombia?

– El conflicto tiene unas profundas raíces económicas, sociales y políticas, que durante más de 50 años el Estado colombiano no ha logrado atender, y la dirección política de una sociedad que no es capaz de resolver dicha crisis, o se derrumba o aparece un nuevo sistema. Hoy estamos en esa disyuntiva. Pues un Estado que con todo su aparato militar y todos los recursos económicos no ha podido derrotar a la insurgencia armada ni resolver los problemas del país, es porque se requiere otro tipo de solución. A eso es lo que se ha llamado la solución política.

3. ¿Qué propuesta tiene el ELN para el país y las autoridades? ¿Insisten en que la sociedad civil tenga una mayor participación en una eventual negociación?

– Nuestra propuesta es trabajar por la solución política. Es una propuesta para el país, pues el gobierno ha demostrado y manifestado que sólo le interesa la victoria sobre la insurgencia, y entiende la paz como la victoria del Estado sobre la insurgencia. Esta decisión equivocada nos hundirá para siempre en la guerra. Persistiremos entonces, por la solución política, por la paz, desde la resistencia militar, junto a la lucha y movilización popular, porque ambas expresiones buscan una Colombia mejor y para todos.

– De darse un eventual proceso de paz, cosa que está difícil en el actual gobierno, necesariamente ha de ser con la amplia participación de todos los sectores de la sociedad. La salida negociada y política debe estar acompañada de la comunidad internacional

4. ¿Qué países incluirían?

– En este complejo e incierto panorama, la comunidad internacional puede ayudar mucho, hoy tiene más posibilidades América Latina y el Caribe. Por la crisis actual del viejo continente y sus inclinaciones por promover intervenciones militares en los actuales conflictos, habría que examinar mejor qué países europeos podrían hacerlo.

5. ¿En una eventual negociación con el gobierno nacional exigen la condición de delincuentes políticos y el reconocimiento del derecho político de elegir y ser elegido?

– El reconocimiento del conflicto ha sido tan necesario para el gobierno, pues si no existiese, cómo se justificaría el incremento del pie de fuerza en el aparato militar gubernamental y el incremento de su presupuesto para la guerra. En un eventual diálogo, como ha sucedido en con otros gobiernos, se hará con el reconocimiento político de la insurgencia.

– Tratar de imponer una “paz romana”, que es el sometimiento del oponente, ha sido un hecho histórico que los mismos acontecimientos han replanteado. No existen vencedores ni vencidos para la eternidad. Eso conduciría a que los conflictos jamás se superaran.

6. ¿Cómo analizan el proyecto de Ley de marco jurídico para la paz, qué observaciones tienen? ¿Qué aspectos debe tener en cuenta?

– El marco jurídico para la verdadera paz, es un tema que los contendientes deberán acordar en un escenario de paz, acuerdos que deben ser acompañados o complementados por procesos de participación popular, como una Asamblea Nacional Constituyente.

7. ¿Qué opinan sobre las condiciones políticas y sociales del país, y la administración de Juan Manuel Santos?

– La crisis de la salud lo dice todo, colapsó la privatización de este derecho fundamental. Podemos seguir con el desastre de la infraestructura vial, la restitución de tierras produce más víctimas que soluciones, el país sigue desindustrializándose, se profundiza la pérdida de la soberanía alimentaria, pues crecen las importaciones de alimentos, los recursos naturales se entregan a la voracidad de las transnacionales. La impunidad continúa, el país sigue esperando la reparación a las víctimas del terrorismo de Estado y de los paramilitares. Promesas no solucionan problemas. Las soluciones no las proporcionarán ni gobiernos ni legisladores de la naturaleza de los que tenemos en Colombia.

8. ¿Hay acuerdo de dialogo con la FARC en asuntos políticos, militares o territoriales?

– Seguimos en permanente comunicación con las FARC, los acuerdos nacionales se han venido extendiendo a las regiones y se avanza de manera constructiva, esa es la voluntad de ambas organizaciones.

9. ¿Qué análisis hacen de la situación de América Latina, de la situación política en Venezuela?

– La realidad del continente es otra. Hace 10 años no existía. Hay un conjunto de países que le apuntan a un proyecto de sociedad democrática, incluyente, que rescatan el papel del Estado como regulador de la economía y que ella esté más al servicio de sus respectivas naciones y no a las transnacionales. Han ido demostrando que hay una alternativa diferente al neoliberalismo, y que al apostarle más a la inversión social sus economías nacionales se han fortalecido, muy distinto al camino europeo o norteamericano, que entre más recortan la inversión social para darle prioridad al rescate de los bancos, más se profundiza la crisis y se acercan al abismo. Venezuela hace parte de este esfuerzo de búsqueda y construcción, donde otro aspecto importante es la amplia participación política de las mayorías.

10. ¿Fracaso la estrategia del Estado para responder a la problemática del narcotráfico?

– La política norteamericana y del Estado colombiano fracasaron hace rato. Estados Unidos reprime afuera, y es permisivo adentro, además se beneficia de los dineros que produce el negocio del narcotráfico. Persistir en lo mismo fortalece el negocio. El ELN siempre ha sido partidario de una salida distinta a la represión y penalización.

11. ¿Qué mensaje tienen para el país?

– Llamamos a todos los colombianos a ser creativos, a buscar salidas a la crisis del país, en nuestras manos están las posibilidades de un futuro en paz, que ella venga con democracia, equidad, justicia y una manera de gobernar escuchando a los que protestan y no comparten las equivocaciones de los gobernantes y legisladores.

Finales de Junio de 2012 

ELN: Conflicto en Cauca, una oportunidad para la paz



Distancia entre un pueblo y las FF.MM., como en el Cauca.



Conflicto en Cauca, una oportunidad para la paz

Revista Insurrección (órgano del ELN)



La región del departamento del Cauca ha vivido inmersa en un conflicto |social continuo, donde ha quedado demostrada la incapacidad del Estado para darle salidas justas, equitativas y humanas potenciando una región de grandeza, cimentada en la dignidad y el buen vivir, aspiración secular de las comunidades indígenas, afros, campesinas y pobres que se han constituido en sujeto activo.
Las conmociones allí, son el producido histórico de connotaciones desde los tiempos de la infamia colonial, donde son patéticas diferentes contradicciones entre los habitantes originarios, los traídos y los nacidos en esta región, con un poder desde arriba teñido de arbitrariedad despojo y muerte, producto de contradicciones entre explotados y explotadores, opresores y oprimidos.
Los de abajo tienen proyectos de libertad, autonomía y reconocimiento a la diversidad y han enfrentado un proyecto de minorías oligárquicas, que percibe la región como simple suministro de recursos naturales y mano de obra barata, en función de acumular para el crecimiento del capital, que menosprecia la gente del común en su condición de forjadora de vida y redención social.
Mientras desde el bloque del poder se juegan opiniones que esconden o minimizan graves problemas y contradicciones entre los desarrollos capitalistas y los proyectos sociales que se desarrollan en la región caucana desde distintas cosmovisiones, desde las trincheras insurgentes está fresco el duro exterminio a que fue sometida la población indígena y su posterior esclavización por los invasores españoles, quienes imponiendo su cultura, políticas e instituciones coloniales, a sangre y fuego, negaron de tajo toda la cosmovisión de vida cultivada por los pueblos indígenas, originarios de estos territorios.
Cauca, amenazada por la guerra y por los
intereses de multinacionales mineras.


NO PUEDE NEGARSE LA PRESENCIA de pueblos negros esclavos, traídos a estos territorios, después de ser secuestrados y arrancados de sus raíces africanas, sometidos brutalmente a otras condiciones de vida y privados de su libertad, expoliando su mano de obra, su cuerpo y espíritu, muriendo miles de ellos en las minas de oro, en una economía que trituraba indígenas y negros para beneficios de la colonia española.
Suerte parecida han corrido históricamente los campesinos, colonos, arrendatarios, habitantes urbanos asentados en las urbes producto del desplazamiento forzado, así como un amplio conglomerado social que ha unido sus fuerzas y voluntades en una resistencia indígena, negra y popular, enfrentando, una genocida conducta desde el poder, quienes con instrumentos criminales imponen su voluntad, agenciada en el marco de un Estado bárbaro de muerte contra el pueblo.
Esta resistencia del pueblo caucano, de múltiples colores raizales, ha forjado el movimiento popular caucano en un motor social reivindicatorio de vida, equidad y justicia, que ha centrado la bandera en la recuperación del territorio usurpado, las riquezas despojadas y la tierra colonizada por el capitalismo.

SABEMOS CON CERTEZA que sin territorio no hay vida, ni posibilidad de recrear y mantener la identidad cultural, de realizar y practicar una manera de ser y sentir la vida en comunidad. Lucha ancestral por la vida que ha dado origen a instituciones populares, a crear pueblos y naciones indo-afro-americanas basadas en saberes, solidaridad, unidad y valores trenzados en la diversidad humana colectiva.
De todas estas resistencias activas, han surgido como es natural, los procesos y proyectos insurgentes guerrilleros como expresión de la radicalidad de la lucha popular que ha encontrado las puertas cerradas para hacer la lucha de otra manera. Movimientos insurgentes que no han nacido por la simple voluntad de los líderes populares que la han hecho posible sino como demanda auténtica para mantener viva la llama de la libertad y la emancipación social.
El proyecto capitalista neoliberal puesto en marcha actualmente, condensa políticas de más despojo territorial a los pueblos indígenas, negros y mestizos, estimula la recolonización del departamento del Cauca que es igual a mercantilizar la naturaleza, pasando de ser fuente de vida para millones de pobladores, a negocio privado para un puñado de transnacionales asociadas a los despojadores criollos, consorcios empresariales que han logrado obtener títulos mineros por más de un millón seiscientas mil hectáreas, cifra que constituye una burla a las aspiraciones de tierra, dignidad y vida del pueblo.
Esta realidad está en la raíz de la profundización del conflicto social y armado que recorre todo el cuerpo del territorio caucano.
Una pregunta salta a la vista, ¿porque el pueblo caucano, si de hablar de democracia se trata, no ha sido consultado para echar a andar un proyecto funesto, llamado desarrollo, pero que bien podríamos llamar, plan de destrucción social comunitario?


EN LUGAR DE CONSULTAS DE DIÁLOGO y convocatorias a todo el tejido social popular, a todas las fuerzas vivas para pensar un plan de desarrollo que priorice la vida de todos en equidad y solidaridad, desde el poder oligárquico se establece un dispositivo de seguridad que militariza la sociedad caucana, su vida y todo el territorio, convirtiendo la región en la más militarizada de Colombia, con el único objetivo de brindar seguridad al capital inversionista.
Esa militarización que ha hecho rehén a la población, la somete al trato arbitrario, la estigmatiza con el remoquete de auxiliadora de la guerrilla y viola las normas del derecho Internacional Humanitario al instalar bases e infraestructura militar en medio de la población colocando como escudos humanos a una población no combatiente.
Si hay algo que ha fracasado en el Cauca, y en todo el país, es el tratamiento de guerra a una situación de injusticia social, que requiere de un tratamiento político.

LA GUERRA QUE HA ESTALLADO en estos días con mucha fuerza en todo el Cauca tiene como protagonista al pueblo indígena, convertido en movimiento de resistencia contra la militarización y por la paz.
El ELN considera que esta grave crisis política y social que vive el Departamento del Cauca, debe convertirse en oportunidad para avanzar en un proyecto de paz para toda la región, en un camino de transformar la guerra en una solución política al conflicto social y armado; y que entre todos los sujetos y actores enfrentados, aunemos la voluntad política de paz, partiendo de reconocer que hay profundas diferencias en los intereses y proyectos de vida, pero también posibilidades de tejer una voluntad para construir una experiencia de paz que se pueda expandir a todo el país.
Que tal proceso esté basado en la democracia, la vida para todos y el reconocimiento a vivir en armonía con la naturaleza y por la construcción de una sociedad fundada en los derechos humanos.
Ningún camino para alcanzar la paz es fácil, pero transitándolo podemos avanzar hacia ella, partiendo de reconocer que todos podemos aportar a un futuro de cara a las exigencias de dignidad y de justicia social.
ES LA HORA DE DARLE UNA OPORTUNIDAD A LA PAZ

El Cauca clama solidaridad y justicia

Revista Insurrección

16 de Julio de 2012.
En el Departamento del Cauca se evidencia la grave crisis generada por el conflicto social y armado que padece Colombia, esto merece toda la atención y la solidaridad de la sociedad colombiana e internacional, con las comunidades de este Departamento.
No cabe duda que mientras buena parte de los colombianos y colombianas, abogamos por la paz, los guerreristas encuentran en esta delicada situación, la justificación para hacer sonar los clarines de la guerra, esa es la respuesta del ex-presidente Uribe, que todo lo que ocurre en ese departamento, justifica sus pretensiones guerreristas y golpistas.
El abandono gubernamental de la población del Cauca, no puede ser mas evidente, como evidentes las luchas de los indígenas y demás pobladores por sus derechos económicos, políticos y sociales y a ello se ha respondido con mano de hierro por parte del gobierno actual y los anteriores.

EL IMPACTO DE ESTE MOMENTO en el Cauca, nos recuerda las dignas luchas indígenas que el expresidente Uribe en su segundo mandato, pretendió resolver con la policía antimotines dotada de helicópteros y tanques, disparando y asesinando marchantes que solo estaban protegidos con la dignidad y la razón.
Pero los clamores de los indígenas no fueron tenidos en cuenta y como todos los problemas sociales, si no se resuelven se agravan, hasta llegar a la realidad de hoy, que en parte conoce la sociedad colombiana y la comunidad internacional.
Para la recalcitrante y extrema derecha, que solo mira la solución a los conflictos sociales con el lente del Pentágono, todo lo resuelve con la guerra y como un problema militar. Por eso la respuesta es la represión: asesina, masacra, desaparece, tortura, encarcela, desplaza y obliga a los inconformes al asilo.
Guerrillera del ELN.
El objetivo es aterrorizar al pueblo para que no proteste; declararlo terrorista o “idiota útil del terrorismo”; a los luchadores los sataniza ante el mundo y desvirtúa el carácter político y social de las luchas, sin importar de donde provengan, de las montañas o las plazas públicas; esto no importa todos son calificados de terroristas: las luchas indígenas, de los trabajadores, campesinos, estudiantes, intelectuales, las mujeres, los afro descendientes etc.

LOS INDÍGENAS DEL CAUCA le exigen al gobierno que saque sus bases militares y cuarteles policiales del centro de los poblados, donde quedan sus habitantes como escudos humanos, ante ello el gobierno les responde en un Consejo de Seguridad con prepotencia que “no va a hacer un despeje”.
¡Que manera soberbia y tendenciosa de responder a una petición sensata de un pueblo que ya no aguanta mas los abusos del Estado, que los toma como Escudos Humanos violando de manera flagrante los derechos de la población e involucrándola en el conflicto y violando el Derecho Internacional Humanitario!
Y como si todo lo anterior fuera poco, aparecen nuevas grietas al interior del régimen donde en una extraña coincidencia, se constituye el Frente Antiterrorista liderado por mister Uribe desde una esquina y por la otra aparecen rumores de un Golpe de Estado, de lo cual solo se han filtrado titulares.


La obsesión de Uribe para la guerra se convierte ahora en un llamado Frente AntiTerrorista
con personajes del fascismo y extrema derecha colombiana.

Esta realidad no solo pone de manifiesto, grietas notorias al interior del régimen, sino las dificultades para concretar un proceso de paz que supere el estado de guerra que vive Colombia.
Para la Extrema derecha, que no padece el conflicto, sino que lo agudiza porque así se beneficia, la salida es escalar la guerra.
Contrario a esa postura, todas y todos los luchadores por la paz de Colombia, estamos obligados a dedicar las energías, en búsqueda de la paz, una paz que como lo hemos dicho en reiteradas oportunidades, signifique democracia, justicia, equidad social y soberanía.
No hay duda que lograr la paz, es una empresa ardua, difícil, porque existen grandes intereses que necesitan la guerra para mantener el poder y abultar sus carteras, sin embargo, ese es el reto de revolucionarios, demócratas, patriotas y no podemos permitir que sea la guerra el único Camino, porque sencillamente, Colombia no aguanta más. 

miércoles, 18 de julio de 2012

El ELN y las alternativas del actual momento político (Contra-reforma y el pudrimiento del régimen)

El Comando Central del Eln (de izq. a der.): Alias 'Pablo Beltrán', alias ‘Ramiro Vargas’, alias ‘Gabino’ y alias 'Antonio García'.




Revista Insurrección (2 de Julio de 2012)
En la simulación de la democracia las leyes tienen un lugar
preeminente adornando un sistema de injusticia. Pero todavía más, el
vaivén que hoy con perspectiva histórica estamos comprobando, los
cambios de la juridicidad oficial que salvaguarda formas y contenidos
engañosos, refleja las necesidades de un orden que se enmascara y
trasciende de época en época, para sustituir ciertas reglas con tal de
que nada sustancial sea transformado.
Expresan esas leyes y órganos estatales las exigencias supremas de la
estabilidad de ese orden, los intereses individuales y grupales más
podridos, los privilegios concretos de unas castas, las más precisas y
calculadoras intenciones de un conglomerado de corruptos que buscan
asegurar más impunidad, para seguir burlándose del pueblo.
Bajo El derecho, condensan unas relaciones de dominación que en
Colombia no tejen siempre con sutileza sino que también se ejercen de
la manera más cínica, descarada y brutal posible.
Esto es lo que ha pasado con el proceso de la reforma constitucional
bajo el membrete de reforma a la justicia, que impulsó el gobierno de
Juan Manuel Santos, en la que participaron diferentes estamentos o
poderes de esa maquinaria que se ha aprovechado por décadas del
desangre y el letargo embrutecedor en el que han querido sumergir a
Colombia. Tal iniciativa claramente surgió del ejecutivo, contó con el
aval del incondicional procurador y se ancló en el fango del
legislativo.

EN SÍ MISMA ESA REFORMA a la justicia era una contra-reforma que
pretendía varios objetivos. De un lado equilibrar y tomar la delantera
en el mediano plazo, dando aliento estratégico a la expresión
política, ideológica y orgánica de un sector decididamente corrupto,
dispuesto a borrar del texto constitucional de la reforma de 1991 lo
que nunca ha asumido, ni siquiera en el plano formal, pues ha
bloqueado desde entonces los avances que supuso esa Carta Política, y
rechaza por lo tanto todo tipo de frenos a su voracidad, sin mostrar
respeto por algunas materias de derechos y de participación social que
habrían podido significar con otra dirigencia política y otro proyecto
de nación, algunos cambios a favor del bienestar general durante estos
veinte años.
Otro de los objetivos era inmediato y rastrero; afirmando que
reformaban la justicia, se estaban valiendo de su calamitoso Estado,
para hacerla mas inviable y re-direccionarla para superar sus propios
incidentes y contradicciones internas, mediante la excarcelación y el
blindaje de los parlamentarios acusados por paramilitarismo y otras
causas, el aumento de privilegios jurídicos, materiales y la
redistribución de prebendas; esas eran parte de las finalidades que
identifican el talante no sólo de esa contra-reforma desistida a
última hora por Santos, de modo ladino, sino del proyecto
neoconservador inspirado en un paradigma de crimen y falacia, de
autoritarismo y abuso que no se compromete siquiera con un discurso
liberal o de progreso.
Van a afianzar sin más, un modelo totalitario de prerrogativas para
una clase de políticos y asociados que seguirán votando a favor de sí
mismos, en provecho de sus jefes, familias y empresas, de sus negocios
e intereses, sin ruborizarse por nada.

EL FIASCO DE ESA REFORMA a la justicia devela los propósitos con los
que seguirán agitando el país para pescar en río revuelto, quienes de
un lado proponen ahora una asamblea constituyente del tamaño de Uribe,
o quienes decretan, como Santos, que acá no ha pasado nada, siguiendo
unos y otros con sus peroratas insidiosas, tratando de desactivar la
inconformidad ciudadana que se ha generado por ese desvergonzado
intento de reforma.
Producen vergüenza su escandalosa y escabrosa situación, sus pueriles
explicaciones, que van desde la firma de propuestas de cambio
constitucional sin haber sido leídas, hasta la compra y venta
clientelar por debajo de la mesa. Son muestras de por qué en Colombia
es imperioso luchar contra verdaderos bandidos que se han repartido el
país o lo han esquilmado para provecho colonial.
El Ejército de Liberación Nacional saluda la reacción que circula en
diferentes espacios sociales y políticos así como el análisis y las
propuestas de quienes han escrito numerosas opiniones que expresan el
hastío, la repulsa a la degradación y a la ignominia, por los actos de
una sórdida clase política que siempre ha estado de espaldas al clamor
de justicia del pueblo colombiano.
Por esa razón existimos, aunque en tanto fuerza rebelde y alzada en
armas no reconocemos la juridicidad del enemigo que es parte de un
sistema que combatimos desde una ética y concepción revolucionaria.

VALORAMOS Y ALENTAMOS la valiente respuesta que se manifiesta no sólo
para rechazar mediante referéndum esa rancia reforma de la justicia,
sino para apuntar a una revocatoria del mandato de un mandatario
amangualado con un Congreso viciado y vicioso, que, con contadas
excepciones, ha dado muestras de hasta dónde está dispuesto a llegar
para mantener su libertinaje.
Si la ciudadanía organizada con indignación y sentimiento, ha movido
procesos de rebeldía y apertura en nuestro país y otras partes del
mundo, es capaz de articularse hoy con las expresiones sociales
populares que de tiempo atrás han develado el pudrimiento del régimen,
para que entre todos luchemos y habilitemos los mecanismos y creación
de un Nuevo Gobierno, que asuma el compromiso por la paz y una
verdadera justicia, en una perspectiva clara de paz para Colombia.
Ello implica ir en contra de los parapolíticos y mafiosos y en contra
de una estrategia oficial perversa y mezquina, que tira la piedra y
esconde la mano. El país no puede continuar por ese rumbo de manejos
siniestros.
Invitamos a no desistir, a buscar responsabilidades, a revocar sin
pausa lo que de por sí es injusto y luchar por una Colombia digna.
A partir de la experiencia y el potencial del diálogo epistolar
sostenido, pedimos a las plataformas populares y ciudadanas que
promueven el referéndum, a Colombianas y Colombianos por la Paz, a la
Universidad, a las iglesias, al periodismo independiente, a políticos
progresistas, a organizaciones sociales y políticas, a los propios
gremios que pueden estar pensando sobre tal descrédito que les
incumbe, a todos les invitamos a formular constructivamente con
nosotros, con la insurgencia, puntos de vista y propuestas que fijen
derroteros de dignidad, de defensa del interés público y de los bienes
comunes. Que contribuyan a cultivar la esperanza y a gestar un país en
bienestar, que estén al servicio de un pacto para la solución
democrática, para la paz y la justicia.

domingo, 1 de julio de 2012

Carta abierta de ELN al Secretario General de UNASUR




Doctor: Alí Rodríguez Araque, Secretario General de UNASUR
 
El Ejército de Liberación Nacional de Colombia lo saluda con entusiasmo y respeto, convencido de su entereza y sabiduría en la responsabilidad, que los gobiernos y pueblos le han encomendado.
 
En el período anterior, también dirigimos una misiva a quien ejerció esta misma función, con el propósito de mantener una comunicación en torno a la paz de Colombia y por considerar que somos hermanos Nuestroamericanos, luchadores en nuestros países y la región y solo la unión y coordinación permitirá el objetivo supremo de la PAZ, que es uno de los fines que nos identifica.

Señor Secretario: ni el pueblo colombiano ni la Nación, podemos aceptar que el Presidente Santos se abrogue de manera autoritaria, el derecho a decidir en qué momento se abren los caminos de la paz para nuestra patria. Nosotros afirmamos que la paz de los pueblos está en sus propias manos y nadie se la puede arrebatar.
 
Ese derecho, según la Constitución colombiana, es de todas y todos los ciudadanos.
 
El imperialismo norteamericano, a través de los últimos gobiernos de Colombia, amenaza peligrosamente, el esfuerzo democrático y libertario que han decidido realizar varios pueblos y naciones de la región, con el pretexto de combatir el terrorismo y el narcotráfico, siendo ese mismo imperio su asiduo promotor con fines hegemónicos y de lucro, a través de los cuales ha llevado a cabo y financiado guerras en diversas partes del mundo. Este macabro plan dio un salto, con el establecimiento del mal llamado plan Colombia, que militarizó nuestro país y escaló el conflicto social y armado hasta desbordarse, convirtiendo nuestro país en Cabeza de Playa, que amenaza peligrosamente la paz de la región.
 
Un solo ejemplo fue aquella decisión violatoria de los convenios internacionales entre las naciones, asumida por el gobierno del expresidente Uribe, cuando ejercía como Ministro de defensa el hoy presidente Santos, de atacar el territorio del hermano país del Ecuador, con el sínico y prestado argumento de “combatir el terrorismo”.
 
Es claro, señor secretario, que más allá de los problemas de cada país y cada pueblo, los latinoamericanos somos una unidad como región, con los mismos sueños e ideales, con enemigos comunes, donde los pueblos y naciones debemos abrazar la unidad y la lucha para que esa paz que todos anhelamos, sea realidad en toda la región NUESTRAMERICANA.
 
La suerte del continente la definimos todos sus hijos, sus compatriotas, sus pueblos y naciones. Entenderlo es urgente, este es el tiempo de los cambios y no podemos ser inferiores a ellos.
 
Estamos convencidos que organizaciones del continente como UNASUR, la ALBA y la CELAC, son referentes destacados que tienen mucho que aportar en la paz del continente y para lograr que Colombia supere la larga noche de la guerra y se enrumbe por el sendero floreciente de la paz, una paz en el entorno de la región y con el aporte de esta, como lo avizorara Bolívar, Martí, Sandino y tantos otros y como lo entendemos los revolucionarios demócratas y patriotas.
 
La comandancia del El ELN le propone con toda consideración, que UNASUR, en su justo espíritu de Región, oiga a todos los luchadores por la paz de Colombia y se tenga en cuenta la diversidad de planteamientos de las partes, en torno a la búsqueda de la paz para nuestro país. Dentro de este marco, solicitamos un espacio para expresarle a usted como Secretario de UNASUR, nuestras reflexiones sobre el conflicto colombiano y la urgencia de un proceso de paz auténtica para Colombia.
 
Convencidos de su autoridad moral y compromiso para aportar a la paz de la región y deseándole los mejores éxitos en la secretaría de UNASUR, nos despedimos respetuosamente.

Colombia para los trabajadores.
Ni un paso atrás liberación o muerte.
Montañas de Colombia.
Por el Comando Central del E. L. N.
Nicolás Rodríguez Bautista
Primer comandante.
Junio 25 de 2012.