Balance
2012, Parte VII
Pablo Beltrán
Al Fondo, a la Izquierda
El historiador Jorge Orlando Melo en abril, volvió a insistir en
esta tesis: "Colombia, en los últimos 60 años, ha tenido guerrillas
fuertes y partidos de izquierda débiles, muchos y muy divididos… si
en Colombia la izquierda es débil e impotente es porque hay
guerrilla".
Tesis que este año pasó la prueba de la práctica, porque la
izquierda, como cuerpo vivo, rebelde y alternativo al sistema
imperante, no cesó de crecer y reproducirse, lo que es una muestra
de vitalidad para unos, mientras que para otros es un indicador de
debilidad.
Las vertientes más notorias de la izquierda colombiana, se pueden
agrupar en cuatro principales, de acuerdo a la respuesta que dan a
la doctrina del régimen sobre trato a la oposición, según ella, a
unos los absorbe, a otros los disuelve y a otros busca triturarlos.
Los tránsfugas
En este sector se ubican los que iniciaron su militancia en la
izquierda y les cuesta permanecer en una colectividad política, por
lo que nunca se sabe a dónde van a parar.
El actual vicepresidente de Colombia cabe en esta clase. Este año,
el régimen trató de despacharlo para un cargo burocrático en la OIT,
al que no fue elegido en mayo. Para que le dieran esta postulación
debió decir que la elite dominante ya no asesina opositores ni
sindicalistas ni defensores de derechos humanos ni indígenas, etc.
Sus servicios se los reconoció, LC Villegas, el jefe de los gremios
patronales: “la Vicepresidencia de la República es una muy
honorable llanta de repuesto, pero no hay cosa que moleste más que
una llanta de repuesto sonando en el carro”. A principios de julio,
todavía algunos consideraban que A Garzón era el más probable
candidato de la izquierda, para las elecciones presidenciales de
2014.
El Congreso en julio al iniciar sus sesiones, contaba con un 16 por
ciento de aceptación en la opinión, por lo que al mes siguiente,
Santos nombró un asesor presidencial para el diálogo social y la
participación ciudadana, para recolectar conclusiones de los foros
de paz, organizados… por el Congreso. Para esta operación de lavado
de imagen, nombró a LE Garzón, otro de los tránsfugas más
publicitados.
Los clásicos
En esta categoría caben los movimientos y partidos de la izquierda
legal, que aspiran a ser oposición dentro de las instituciones del
sistema político imperante, para lo que cuentan con una base social
organizada, además de tener un cierto respaldo de la opinión
pública.
El Polo Democrático Alternativo este 2012 completó dos rupturas, por
la salida de sus filas de los Progresistas y del Partido Comunista.
Clara López, su presidenta, desde mayo denunció al proyecto de
reforma a la justicia, como “un auto indulto que se hace el
Congreso”. Gracias a su pronta reacción la bancada parlamentaria del
Polo, logró impedir la conciliación entre las dos Cámaras, que
permitió enterrar con 26 votos esta intentona del régimen, votación
en que los secundó el Partido Verde, el Mira, 3 liberales, uno de
Cambio Radical y uno de Afro Vive.
Los comunistas se integraron a la Marcha Patriótica que nació en
abril, a la que también se le sumó la Izquierda Liberal liderada
por Piedad Córdoba. Como siempre, este movimiento fue acusado por el
gobierno de recibir finanzas de las FARC-EP y varios de sus
integrantes fueron a parar este año a la cárcel, enjuiciados por
rebelión.
Piedad Córdoba resistió este año varios embates en su contra, en el
de mayo, el Procurador intentó condenarla por segunda vez por la
misma falta, en la que justificó la destitución de su cargo como
senadora; en el de julio, la iban a enjuiciar por rebelión, por
llamar a los indígenas del Cauca a “revocar al Congreso, al
presidente y a expulsar las bases militares de sus resguardos”.
Los Progresistas con Petro, cumplieron su primer año en la alcaldía
de Bogotá. Al principio el régimen los observó y después colocó toda
su maquinaria a triturarlos, para mantenerlos bajo control. Uno de
los choques entre la administración local y el régimen, ocurrió en
julio, cuando agregaron 3 mil soldados a las guarniciones de Bogotá,
a modo de “presencia para disuadir”, según palabras del ministro de
guerra, que la alcaldía interpretó como un intento por militarizar
la capital. El choque más prolongado estuvo en los planes de
vivienda financiados por el gobierno nacional, a los que el alcalde
colocó reparos, para impedir que se construyeran en zonas bajo
riesgo de inundación.
Los nuevos
Este componente de la izquierda se caracteriza por proponer rupturas
con el sistema, que rechazan sus valores e instituciones, para irlos
reemplazando por otros, surgidos de procesos en desarrollo. Hace
parte de la corriente cantada por el poeta: “en Europa, a la paloma
de la paz se la comió la gallina de los huevos de oro. En
Suramérica, aves de colores alzan el vuelo y obligan a mirar con
altura”.
Los que podrían llamarse Indignados, nacieron en agosto, convocados
por Salomón Kalmanovitz y Antonio Navarro. Una de sus voceras,
Claudia López, los define como “ciudadanía indignada, que quiere
reconciliar la política con la sociedad”. Esta tendencia política
tuvo su última fase de gestación en la lucha contra la corrupción de
la política, que logró hundir en junio la reforma a la justicia.
La Minga social e indígena, en julio arrancó su campaña contra la
militarización de los resguardos indígenas en el Cauca, que sentó a
Santos a negociar, a costa de bastantes heridos y muertos, por
atreverse a tumbar las trincheras que estaban en el centro del
pueblo de Toribio y por desalojar a los soldados de la base militar
de Berlín, en desigual lucha, que el diario Miami Herald, describió
como una “guerra de palos contra fusiles”. Esta campaña hace parte
de un plan de paz alternativo, en el que las comunidades emiten y
acatan su propia legislación, ordenan sus territorios y construyen
su institucionalidad.
Los insurgentes
Las dos guerrillas en este 2012 avanzaron en sus coincidencias, una
de ellas, enfatiza el esfuerzo por favorecer la lucha política del
pueblo, en medio de la realización de diálogos para hallarle una
solución política al conflicto interno.
La primera fase de diálogo realizado entre las Farc y Santos en La
Habana, entre febrero y agosto, concluyó en un esquema de
negociación para la paz, diseño en el que no tuvieron en cuenta a
otras organizaciones de la sociedad, pero si buscaron incluirlas en
el Foro agrario realizado en diciembre. Los voceros de las FARC-EP
han sido claros en expresar que “la mesa de diálogo sirve para hacer
política, no para hacer la revolución”.
La agenda pactada abarca el problema de la tierra, la participación
política, el fin del conflicto, la política anti drogas, las
víctimas y el funcionamiento de futuros acuerdos. La segunda fase
del diálogo se inauguró en Noruega en octubre, para enseguida
desarrollarse otra vez en Cuba.
Por su parte el ELN reiteró su voluntad de diálogo y mantiene
comunicación con el gobierno, pero sin que al cierre del año se
hubieran abierto diálogos formales entre ambos.
La infertilidad
La coyuntura política demostró este año, que la debilidad de la
oposición de izquierda, dejó el espacio para el resurgimiento del
bipartidismo, como puja regulada entre las fuerzas de extrema
derecha y de centro derecha.
La izquierda no puede echarle la culpa de sus flaquezas al régimen,
pero como factor secundario que la incide, está la cultura dominante
de imponer la voluntad propia por la fuerza, ante cada conflicto de
intereses que surge.
La matriz de la debilidad de la izquierda se encuentra en su
predilección por enfatizar las diferencias y en su pasado mesiánico,
por el que cada tendencia política se cree un mar y percibe a las
demás como aguas tributarias; creencia que a la larga termina por
convertirse en su inhabilidad para ser cemento de un proyecto
nacional de cambio, alternativo al régimen imperante.
El potenciol
Camilo Torres Restrepo, el cura guerrillero, como ferviente
constructor de unidad que fue, hace 50 años, echó las bases de una
mentalidad de confluencia en la izquierda, en que se desarrolla la
unidad popular alrededor de los puntos de identidad y se colocan en
segundo puesto el debate sobre las diferencias. Punto de partida
para una cultura de negociación que incluye los intereses de todos,
para condensarlos en acuerdos, programas y en alianzas duraderas.
En noviembre sesionó el Congreso del Partido Comunista de China y
aunque estemos en caras opuestas del planeta, sus conclusiones dejan
un mensaje para la izquierda colombiana, porque decidieron seguir
impulsando reformas, ligarse más al pueblo y erradicar la corrupción
de sus filas.
Pablo Beltrán
Al Fondo, a la Izquierda
El historiador Jorge Orlando Melo en abril, volvió a insistir en
esta tesis: "Colombia, en los últimos 60 años, ha tenido guerrillas
fuertes y partidos de izquierda débiles, muchos y muy divididos… si
en Colombia la izquierda es débil e impotente es porque hay
guerrilla".
Tesis que este año pasó la prueba de la práctica, porque la
izquierda, como cuerpo vivo, rebelde y alternativo al sistema
imperante, no cesó de crecer y reproducirse, lo que es una muestra
de vitalidad para unos, mientras que para otros es un indicador de
debilidad.
Las vertientes más notorias de la izquierda colombiana, se pueden
agrupar en cuatro principales, de acuerdo a la respuesta que dan a
la doctrina del régimen sobre trato a la oposición, según ella, a
unos los absorbe, a otros los disuelve y a otros busca triturarlos.
Los tránsfugas
En este sector se ubican los que iniciaron su militancia en la
izquierda y les cuesta permanecer en una colectividad política, por
lo que nunca se sabe a dónde van a parar.
El actual vicepresidente de Colombia cabe en esta clase. Este año,
el régimen trató de despacharlo para un cargo burocrático en la OIT,
al que no fue elegido en mayo. Para que le dieran esta postulación
debió decir que la elite dominante ya no asesina opositores ni
sindicalistas ni defensores de derechos humanos ni indígenas, etc.
Sus servicios se los reconoció, LC Villegas, el jefe de los gremios
patronales: “la Vicepresidencia de la República es una muy
honorable llanta de repuesto, pero no hay cosa que moleste más que
una llanta de repuesto sonando en el carro”. A principios de julio,
todavía algunos consideraban que A Garzón era el más probable
candidato de la izquierda, para las elecciones presidenciales de
2014.
El Congreso en julio al iniciar sus sesiones, contaba con un 16 por
ciento de aceptación en la opinión, por lo que al mes siguiente,
Santos nombró un asesor presidencial para el diálogo social y la
participación ciudadana, para recolectar conclusiones de los foros
de paz, organizados… por el Congreso. Para esta operación de lavado
de imagen, nombró a LE Garzón, otro de los tránsfugas más
publicitados.
Los clásicos
En esta categoría caben los movimientos y partidos de la izquierda
legal, que aspiran a ser oposición dentro de las instituciones del
sistema político imperante, para lo que cuentan con una base social
organizada, además de tener un cierto respaldo de la opinión
pública.
El Polo Democrático Alternativo este 2012 completó dos rupturas, por
la salida de sus filas de los Progresistas y del Partido Comunista.
Clara López, su presidenta, desde mayo denunció al proyecto de
reforma a la justicia, como “un auto indulto que se hace el
Congreso”. Gracias a su pronta reacción la bancada parlamentaria del
Polo, logró impedir la conciliación entre las dos Cámaras, que
permitió enterrar con 26 votos esta intentona del régimen, votación
en que los secundó el Partido Verde, el Mira, 3 liberales, uno de
Cambio Radical y uno de Afro Vive.
Los comunistas se integraron a la Marcha Patriótica que nació en
abril, a la que también se le sumó la Izquierda Liberal liderada
por Piedad Córdoba. Como siempre, este movimiento fue acusado por el
gobierno de recibir finanzas de las FARC-EP y varios de sus
integrantes fueron a parar este año a la cárcel, enjuiciados por
rebelión.
Piedad Córdoba resistió este año varios embates en su contra, en el
de mayo, el Procurador intentó condenarla por segunda vez por la
misma falta, en la que justificó la destitución de su cargo como
senadora; en el de julio, la iban a enjuiciar por rebelión, por
llamar a los indígenas del Cauca a “revocar al Congreso, al
presidente y a expulsar las bases militares de sus resguardos”.
Los Progresistas con Petro, cumplieron su primer año en la alcaldía
de Bogotá. Al principio el régimen los observó y después colocó toda
su maquinaria a triturarlos, para mantenerlos bajo control. Uno de
los choques entre la administración local y el régimen, ocurrió en
julio, cuando agregaron 3 mil soldados a las guarniciones de Bogotá,
a modo de “presencia para disuadir”, según palabras del ministro de
guerra, que la alcaldía interpretó como un intento por militarizar
la capital. El choque más prolongado estuvo en los planes de
vivienda financiados por el gobierno nacional, a los que el alcalde
colocó reparos, para impedir que se construyeran en zonas bajo
riesgo de inundación.
Los nuevos
Este componente de la izquierda se caracteriza por proponer rupturas
con el sistema, que rechazan sus valores e instituciones, para irlos
reemplazando por otros, surgidos de procesos en desarrollo. Hace
parte de la corriente cantada por el poeta: “en Europa, a la paloma
de la paz se la comió la gallina de los huevos de oro. En
Suramérica, aves de colores alzan el vuelo y obligan a mirar con
altura”.
Los que podrían llamarse Indignados, nacieron en agosto, convocados
por Salomón Kalmanovitz y Antonio Navarro. Una de sus voceras,
Claudia López, los define como “ciudadanía indignada, que quiere
reconciliar la política con la sociedad”. Esta tendencia política
tuvo su última fase de gestación en la lucha contra la corrupción de
la política, que logró hundir en junio la reforma a la justicia.
La Minga social e indígena, en julio arrancó su campaña contra la
militarización de los resguardos indígenas en el Cauca, que sentó a
Santos a negociar, a costa de bastantes heridos y muertos, por
atreverse a tumbar las trincheras que estaban en el centro del
pueblo de Toribio y por desalojar a los soldados de la base militar
de Berlín, en desigual lucha, que el diario Miami Herald, describió
como una “guerra de palos contra fusiles”. Esta campaña hace parte
de un plan de paz alternativo, en el que las comunidades emiten y
acatan su propia legislación, ordenan sus territorios y construyen
su institucionalidad.
Los insurgentes
Las dos guerrillas en este 2012 avanzaron en sus coincidencias, una
de ellas, enfatiza el esfuerzo por favorecer la lucha política del
pueblo, en medio de la realización de diálogos para hallarle una
solución política al conflicto interno.
La primera fase de diálogo realizado entre las Farc y Santos en La
Habana, entre febrero y agosto, concluyó en un esquema de
negociación para la paz, diseño en el que no tuvieron en cuenta a
otras organizaciones de la sociedad, pero si buscaron incluirlas en
el Foro agrario realizado en diciembre. Los voceros de las FARC-EP
han sido claros en expresar que “la mesa de diálogo sirve para hacer
política, no para hacer la revolución”.
La agenda pactada abarca el problema de la tierra, la participación
política, el fin del conflicto, la política anti drogas, las
víctimas y el funcionamiento de futuros acuerdos. La segunda fase
del diálogo se inauguró en Noruega en octubre, para enseguida
desarrollarse otra vez en Cuba.
Por su parte el ELN reiteró su voluntad de diálogo y mantiene
comunicación con el gobierno, pero sin que al cierre del año se
hubieran abierto diálogos formales entre ambos.
La infertilidad
La coyuntura política demostró este año, que la debilidad de la
oposición de izquierda, dejó el espacio para el resurgimiento del
bipartidismo, como puja regulada entre las fuerzas de extrema
derecha y de centro derecha.
La izquierda no puede echarle la culpa de sus flaquezas al régimen,
pero como factor secundario que la incide, está la cultura dominante
de imponer la voluntad propia por la fuerza, ante cada conflicto de
intereses que surge.
La matriz de la debilidad de la izquierda se encuentra en su
predilección por enfatizar las diferencias y en su pasado mesiánico,
por el que cada tendencia política se cree un mar y percibe a las
demás como aguas tributarias; creencia que a la larga termina por
convertirse en su inhabilidad para ser cemento de un proyecto
nacional de cambio, alternativo al régimen imperante.
El potenciol
Camilo Torres Restrepo, el cura guerrillero, como ferviente
constructor de unidad que fue, hace 50 años, echó las bases de una
mentalidad de confluencia en la izquierda, en que se desarrolla la
unidad popular alrededor de los puntos de identidad y se colocan en
segundo puesto el debate sobre las diferencias. Punto de partida
para una cultura de negociación que incluye los intereses de todos,
para condensarlos en acuerdos, programas y en alianzas duraderas.
En noviembre sesionó el Congreso del Partido Comunista de China y
aunque estemos en caras opuestas del planeta, sus conclusiones dejan
un mensaje para la izquierda colombiana, porque decidieron seguir
impulsando reformas, ligarse más al pueblo y erradicar la corrupción
de sus filas.
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