miércoles, 30 de enero de 2013

La Paz cuesta porque significa cambios


por Revista Insurrección
Martes, 29 de Enero de 2013

Es bien conocido que el conflicto actual se deriva de problemas que tienen relación con la tierra, el saqueo de los recursos naturales, la desnaturalización de la democracia, la exclusión política del pueblo y la privación de las grandes mayorías, del bienestar a que tienen derecho.
Históricamente los terratenientes han impedido, por la fuerza, que se resuelva uno de los problemas más grave y aplazado que tiene el país: la democratización de la propiedad de la tierra, su utilización en función del desarrollo rural y agrícola y en beneficio de la gran masa de campesinos que no tienen tierra o son minifundistas o la que tienen es de mala calidad.

Esos terratenientes torpedearon la tímida Ley de Tierras impulsada por Alfonso López Pumarejo en 1936 y la Ley de Reforma Agraria impulsada por Carlos Lleras Restrepo en la década del 60 del siglo pasado.

Han sido los generadores de la violencia en el campo, los organizadores de los grupos armados llamados “pájaros”, “chulavitas” o paramilitares, de los cuales se han valido para ampliar la propiedad rural y mantener sometidos los campesinos a la explotación y todo tipo de injusticias sociales.

Los terratenientes en los últimos treinta años, aliados con los narco paramilitares, impusieron la contra reforma agraria a sangre y fuego, apropiándose de más de seis millones de hectáreas y desplazando a cerca de seis millones de campesinos.

En los anteriores intentos de paz fueron los primeros en atravesarle palos a los procesos, igual a como lo vienen haciendo actualmente con el que adelanta las FARC con el gobierno, liderados por la oligarquía y el gran acaparador de tierras, el ex Presidente Uribe Vélez.

Es bien conocido que el conflicto actual se deriva de problemas que tienen relación con la tierra, el saqueo de los recursos naturales, la desnaturalización de la democracia, la exclusión política del pueblo y la privación de las grandes mayorías, del bienestar a que tienen derecho, entre otras causas.

Sin abordar y buscarle solución a estos problemas, no es posible construir una paz real, estable y duradera.

Por eso hablar de paz es abordar las causas que impiden que ésta exista, es tener disposición a desatrancarlas buscando soluciones reales, es pensar en el bien de la Nación en su conjunto y no solo en la pequeña minoría beneficiaria del poder.

Por eso esta elite no puede pretender que resolviendo el conflicto militar mediante la rendición de las guerrillas, le llega la paz; que es la que reclama y necesita para continuar disfrutando de sus grandes privilegios y acumulando riqueza, sin quien se interponga en sus sueños.

Una cosa es clara y la resaltamos: por el camino que deja de lado el conflicto social, generado por la explotación, la opresión y exclusión política del pueblo, no se llega a la paz.

La paz tiene un costo, ese costo implica cambios. Si no hay cambios que beneficien a las grandes mayorías, independientemente que se quiera, no habrá paz real, estable y duradera. Concebirla como un acto de buena voluntad y rendición de la guerrilla, es una utopía; aplazar la construcción de la paz, es prolongar la guerra e incrementar los altos costos que ésta le demanda al pueblo, que es quien en últimas le toca financiarla.

El desatranque y la construcción de la paz está en manos del pueblo, que es el que vive las privaciones y sufre las consecuencias de esta guerra que beneficia a la clase en el poder que no le apuesta a la paz real y sí le pone palos al proceso de búsqueda.

La guerrilla se dispone a contribuir a solucionar el conflicto armado y a buscar solución al conflicto social generador de la indignación popular y de la guerra actual.

El ELN Llama al pueblo y a sus organizaciones sociales y políticas a que unamos esfuerzos y sumemos la voluntad política, de luchar sin descanso hasta construir la paz real, estable y duradera que descansa sobre la democracia participativa, soberanía y dignidad nacional, economía al servicio de la nación y el pueblo, justicia, igualdad y bienestar social.

La llave de la paz la tiene el pueblo, las fuerzas del ELN se ponen a disposición de éste, en la construcción de la paz. Comprometemos en ello la palabra.

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