ELN en marcha |
Lunes 28 de enero de 2013
Rodrigo Rojas Orozco - La Otra Orilla
The Economist se refería la semana pasada a la
ausencia del ELN en el proceso de paz. ¿Porqué no hay negociación formal con
esta organización? Cuáles son los obstáculos que impiden que los acercamientos
realizados se concreten en la apertura de una negociación?
El ELN es una organización política armada con
presencia nacional, pero espacialmente con fuerza en Cauca, Nariño, Chocó,
Magdalena Medio, Norte de Santander y Arauca. Es cierto que no tiene los
efectivos militares de las FARC pero lo compensa con una organización social y
un acumulado de lucha con capacidad de desestabilizar estas economías
regionales.
Tiene varios intentos de negociación fallidos: en
los gobiernos de Gaviria y Samper, posteriormente con Uribe lograron acordar
una agenda e instalar una mesa en Cuba hasta que se acordó trasladarla a
Caracas. La crisis que se generó con Chávez desbarató las negociaciones, por lo
cual no se les puede endilgar esta frustración.
Sus procesos de consenso son sólidos y todas sus
unidades han acordado la salida negociada al conflicto militar, tanto que ya
tienen una comisión negociadora lista. Si bien tienen diferencias con las FARC
estas no se oponen a que el ELN participe en las negociaciones. Sus agendas en
esencia son similares pero tienen énfasis distintos, en cuanto a que los elenos
insisten en una mayor participación de la sociedad civil en la negociación
misma y la realización de una convención nacional.
Estos dos puntos no son obstáculos insalvables ya
que el gobierno a través del foro agrario realizado en la Universidad Nacional
abrió una pequeña puerta de participación y que el acuerdo marco con las FARC
habla de refrendación para lo cual no se ha definido un mecanismo.
El obstáculo grande es el secuestro que puede
resolverse mediante un gran encuentro entre la guerrilla, las organizaciones de
víctimas, ongs internacionales especializadas, para la clarificación de la
lista de secuestrados, el establecimiento de la suerte de ellos y el compromiso
de la suspensión definitiva de esta práctica.
Una paz sin el ELN es incompleta, el optimismo que
ha generado las conversaciones en la Habana se reforzaría con la entrada de un
nuevo participante en la mesa de negociación.
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