El Comandante de ELN, Nicolás Rodríguez Bautista |
Por Berria [www.berria.info]
P.- ¿Cual es el propósito exacto de la declaración conjunta? . ¿Significa
una voluntad de crear una única agrupación guerrillera?
R.- Un abrazo fraterno al pueblo Vasco y nuestros sinceros deseos por sus
éxitos en la lucha.
La declaración Conjunta ELN- FARC constata los esfuerzos de las dos
fuerzas para unir voluntades en la lucha por transformaciones en el país y la
paz de Colombia.
El propósito por ahora no es fundirnos en una sola organización, sino
coordinar actividades político-militares en un plan de esfuerzos conjuntos, que
permita avanzar en la paz si ese proceso logra salir adelante, como es nuestro
deseo.
P- FARC-EP ha encauzado una vía de diálogo con el gobierno, ELN no. ¿Cómo
afecta eso al propósito de acción conjunta de ambas agrupaciones?
R- Cada fuerza es soberana para desarrollar sus actividades y el hecho de
que los compañeros hayan avanzado más que nosotros en los diálogos con el
gobierno, no nos distancia; les hemos expresado que les deseamos todos los
éxitos en ese complejo esfuerzo.
P- Recientemente el ELN ha mostrado otra vez su voluntad de unirse al
proceso de dialogo que en octubre se iniciará entre FARC-EP y el gobierno.
¿Existe algún obstáculo que impida tal integración?
R.- La estrategia definida por los compañeros de las FARC fue avanzar con
el gobierno en un proceso hacia la paz de Colombia y nosotros respetamos tal
decisión; es posible que de abrirse los diálogos nuestros con el gobierno y en
un esfuerzo, mas adelante confluyamos en una sola mesa.
P- El gobierno ha presentado como un logro el inicio de las
conversaciones. Sin embargo, continúan los ataques contra las posiciones de las
guerrillas, y el presidente Santos ha dicho que las operaciones del ejército
continuarán en paralelo a las conversaciones. FARC-EP, en cambio, ha declarado
que propondrá una tregua nada más sentarse en la mesa. ¿Creen que el gobierno
cambiará de actitud? ¿Si es así, cómo y por qué?
R- La tragedia generada al pueblo colombiano por el conflicto social y
armado, ha causado un número escandaloso de muertos, lisiados, desaparecidos,
desplazados, exiliados y la ruptura del tejido social; de ahí la urgencia de
construir la paz para terminar la guerra, así lo hemos reiterado desde hace mas
de 20 años. Ahora que se abren posibilidades de un proceso de paz, coincidimos
con los compañeros de las FARC en apostarle y plantear dialogar en medio de un
cese al fuego y las hostilidades de forma bilateral, que le de credibilidad al
proceso y genere confianzas.
Este punto de vista es compartido por las organizaciones populares y
buena parte de la sociedad; sin embargo la oligarquía persiste en prolongar la
guerra para ganarla en el campo de batalla; ella no le apuesta a una paz que
implica cambios, sus esfuerzos los dirige hacia la pacificación para eliminar
al opositor.
P- Parece ser que hay un repunte de la violencia paramilitar contra
sindicalistas, líderes campesinos y otros actores de la lucha social, a pesar
del plan de reintegración promovido por el ex-presidente Álvaro Uribe. Según
FARC-EP y ELN, ¿quién tiene responsabilidad sobre esas actividades? ¿Cómo parar
esa violencia que afecta directamente a la ciudadanía?
R.- La oligarquía colombiana ha serrado las posibilidades de avance de la
lucha política de la oposición, por medio del terrorismo de Estado y la guerra
sucia narcoparamilitar. Esta conducta es histórica y es lo que ha obligado a
sectores de la juventud colombina a levantarse en armas.
Las matanzas se desatan contra el pueblo cuando éste arrecia la lucha
en defensa de sus intereses. La oligarquía, para no cargar con la
responsabilidad, creó grupos narcoparamilitares y se alió con matones a sueldo
que cercenan las organizaciones populares asesinando sus dirigentes, a los que
acusa de terroristas. En el anterior gobierno las matanzas, masacres y
desplazamientos alcanzaron niveles escandalosos que fueron condenados por la
comunidad internacional. Cuando este fenómeno se hizo irresistible e
inmanejable, Uribe pactó con los jefes narcoparamilitares un acuerdo en el que
éstos fingían desmovilizarse, dejando en la más atroz impunidad sus crímenes.
Luego de confusos hechos de deslealtades entre los narcoparamilitares
y el gobierno, el ex Presidente Uribe los encarceló y extraditó a algunos
cabecillas a los Estados Unidos, para que no destaparan su alianza con la
oligarquía y su gobierno.
Por lo tanto no es verdad que se haya desmontado y desaparecido el
paramilitarismo. Este subsiste ahora bajo el nombre de Bandas Criminales
(BACRIM), pretendiendo demostrar que estas son diferentes a los paramilitares.
Estas mismas bandas siguen sembrando el terror asesinando y amenazando
a opositores políticos y sociales. Son tantos y numerosos los hechos criminales
que permanecen en la impunidad, que no cabe duda que el paramilitarismo en
Colombia obedezca a una política de Estado
P- ¿Ahora mismo, a parte de la inexistencia de una tregua, cuales son los
mayores obstáculos para la paz? ¿Cómo superarlos?
R- La paz de Colombia la va a definir el pueblo mismo, que es quien sufre
los efectos de la guerra, por la vía de sus luchas y la exigencia de ponerle
fin, exigencia que viene en aumento. El conflicto desaparece y la guerra se
acaba, si se solucionan los gravísimos problemas políticos económicos y
sociales que la originaron y alimentan; si se abren los causes y garantías
reales para que el pueblo desarrolle la lucha política, no sería necesario
tener que recurrir a las armas.
La gran pregunta que todos nos hacemos en Colombia es: ¿tendrá la
oligarquía, después de 50 años de guerra, la voluntad de facilitar los cambios
que requiere Colombia y dar garantías a la oposición política? Si así fuere,
seguro que habrá paz.
P- Durante décadas los Estados Unidos de América han sido un actor
determinante en el conflicto colombiano. ¿Cuál creen que será su actitud en el
proceso de diálogo? ¿Debería jugar algún papel?
R- El carácter guerrerista y de gendarme internacional, es inherente a su
condición de imperio, por eso EE. UU. es un impedimento para la paz de Colombia
y de hecho, esta ha sido una de las dificultades para llevar a cabo un
verdadero proceso de paz.
Ellos solo velan por sus intereses y lo que se los impide, lo bloquean
y combaten.
P- ¿Y los países de la región? ¿Qué pueden aportar al proceso colombiano?
R- Sin duda pueden aportar mucho, solo un ejemplo, en los procesos de
dialogo ente el ELN y gobiernos anteriores, se creó un grupo de países amigos,
estuvo Cuba, Noruega, Francia, España, Suiza, Suecia.
En el gobierno de Uribe al final del proceso de paz con el ELN, Uribe
nombró al presidente Chávez como facilitador del proceso aunque; luego lo
suspendió su misión unilateralmente, de manera vulgar y agresiva. y unilateral.
Ahora En este el proceso de diálogos que se ha iniciado con las FARC,
participan es de público conocimiento que ejercen como facilitadotes los
gobiernos de Venezuela Cuba, Noruega y Chile.
Sin duda, El ELN considera que un proceso de paz serio y complejo como
en Colombia, es importante y necesaria la participación de gobiernos que actúen
con respeto e imparcialidad.
En un proceso de paz serio y complejo como en Colombia, es importante
y necesaria la participación de gobiernos que actúen con respeto e imparcialidad.
hace indispensable el decidido aporte de la comunidad internacional.
P- En la declaración conjunta se incide en la vital importancia de “la
acción de masas en las calles, el levantamiento popular en el campo y las
ciudades”.
¿Significa eso una voluntad de cambio de estrategia? ¿Es decir,
FARC-EP y ELN vislumbran un fin cercano de la lucha militar contra el Estado?
R- El ELN siempre le ha otorgado un papel preponderante a la
participación y la lucha de masas, en el avance del proceso revolucionario. El
movimiento guerrillero surge y existe , gracias al apoyo popular. Ahora que la
paz es una exigencia del país, esta monumental obra la debemos construir entre
todos, y no solo entre gobierno y guerrillas.
Por lo tanto hacemos un llamado a todas las organizaciones políticas,
populares y sociales, a los demócratas y patriotas y por su puesto a la
comunicad internacional, que la asuman como suya y participen activamente en la
construcción de la paz, que le ponga fin a la guerra.
¿La Paz de Quién?
El pasado 18 de Octubre con la
instalación de la mesa de dialogo, entre el gobierno colombiano y las FARC en
Oslo Noruega, se inició la fase dos, un nuevo y laudable esfuerzo por la paz de
Colombia.
Las diferencias existentes entre las partes, que brotaron en
pronunciado caudal, tanto en las palabras protocolares como en la Rueda de
Prensa, encendió los ánimos de los grandes medios informativos y de los
comentaristas del régimen, que han torpedeado y hecho daño a los procesos de
paz anteriores.
Esa carga negativa que se arroja ahora sobre el futuro de los diálogos,
perjudica estos esfuerzos y contradice la aureola optimista de los días
anteriores.
Hay que ser realistas, lograr una paz estable y duradera, pasa por un
proceso de construcción y largo aliento, donde se requiere mucha comprensión,
flexibilidad y tolerancia de los contrincantes, en el que no sólo el Gobierno y
la insurgencia sean los depositarios de esta loable meta, sino la nación entera
con su diversidad regional, sectorial, generacional y cultural.
Ojala reflexionen los grandes medios informativos y entiendan que este
comportamiento genera desconfianza y no ayuda a sembrar, sino que le da fuerza
a los enemigos de la paz para que le pongan palos a las ruedas.
Si de verdad se está pensando en la terminación del conflicto para que
por fin los colombianos podamos convivir en paz, es necesario que se rodee la
mesa con la critica sana ante fallas que puedan cometerse, entendiendo que se
dialoga entre contendientes que son humanos, que defienden ideas y proyectos
contrarios, y cargan el cúmulo de heridas y sentimientos causados en medio
siglo de guerra.
Es cómodo mirar la corrida de toros desde la barrera y asumir posturas
descalificadoras y sesgadas, desde una de las esquinas e intereses de los
contendientes. Esta manera parcializada de actuar, estropea el camino de la
salida incruenta, que reclaman las grandes mayorías de la Nación y le sirve y
apuesta, no a la paz sino a una de las partes que busca resolver el conflicto
sin que nada cambie para que todo siga igual.
Es entendible que existan interrogantes y surjan otros en la medida
que pasan los días, así como desconfianzas y falta de credibilidad de parte y
parte sobre el cómo y a qué costo se logra la terminación del conflicto, para
que pueda reinar la paz.
Cabe preguntarse, ¿de verdad se está por un futuro de país para todos
y no solo para unos pocos y qué implica hacer cambios? De ser así, el proceso
que se inicia no debe torpedearse, sino apuntalarse con el concurso de los
distintos sectores sociales que históricamente han trabajado por la paz y la
han convertido en motivo de lucha permanente.
No solo es la guerrilla, como algunos lo pretenden, la que debe hacer
los esfuerzos hacia la paz, sino también la oligarquía como contraparte, a
través del gobierno que la representa, desactivando las causas originarias y
que alimentan el conflicto interno, que no es solo armado, sino y
fundamentalmente social.
El pueblo colombiano que es quien sufre los efectos del conflicto,
debe ser el protagonista del esfuerzo verdadero en ponerle fin para que dicho
conflicto sea un capítulo más del pasado, en la historia nacional.
No es sensato que el Gobierno se plantee reducir la participación de
la sociedad a una dinámica de unos foros, argumentando que enriquecerán la mesa
de dialogo, cuando la realidad demuestra que las organizaciones populares y
sociales tienen una dinámica propia de lucha para exigir su protagonismo en un
proceso de paz, que debe estar estrechamente ligado y en la perspectiva de
resolver los problemas que atañen a las mayorías.
Si El gobierno no entiende esas realidades y pretende encasillar la
lucha de la sociedad por la paz, solo a la a los estrechos marcos de un
congreso desgastado por la corrupción, la parapolítica y los intereses de
grupos de poder de las élites, esa anhelada paz terminará por ser una
frustración.
Este momento debe mostrar la grandeza de las partes contendientes,
darle confianza a la sociedad, demostrando que la paz de que hablamos es la
apuesta verdadera donde no hay vencedores ni vencidos sino ganadores, porque
Colombia será el país que empiece a construir justicia y equidad, democracia y
soberanía, lo cual traerá reconciliación, basada en el respeto y el
reconocimiento de todas y todos los colombiano.
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Locomotora Minero-Enegética: Una Pesadilla
El ELN ha cuestionado de manera
reiterativa las políticas públicas de privatizaciones de sectores estratégicos
de la economía, la des-industrialización y des-agrarización del país.
La producción agrícola pasa por una profunda crisis, hasta el punto
que de ser autosuficiente y hasta exportar productos del campo, hoy Colombia
importa más de 10 toneladas al año de productos agrícolas que antes producía,
con perjuicio de la seguridad alimentaria.
Los últimos gobiernos siguiendo el credo neoliberal, renunciaron a
fomentar los planes de desarrollo de la industria nacional y el apoyo a la
agricultura campesina, volcando los esfuerzos hacia la producción exportadora y
priorizando los planes hacia convertir a Colombia, por excelencia, en un país
minero y productor de biocombustibles.
A más de dos años J. M. Santos empieza a recibir tropiezos en la
ilusión de implementar el “plan Minero-2019”, del ex Presidente Uribe, y que él
adoptó como una de las llamadas cinco locomotoras, para el desarrollo del país.
Este plan neoliberal en beneficio de una pequeña minoría y
corporaciones extranjeras, agrava la situación y el entorno social de las
comunidades, que viven en las cerca 30 millones de hectáreas, entregadas a las
trasnacionales para la explotación minera.
Es evidente el desespero por encontrar nuevos recursos para garantizar
el saqueo y satisfacer a las más de cien trasnacionales que llegaron al país,
bajo la ilusión de la seguridad inversionista y las jugosas gabelas ofrecidas
por el gobierno.
El plan minero 2019, complementado con el de las cinco locomotoras
entre ellas la minero-energética, pretende producir más de un millón de
barriles diarios de petróleo.
Hasta la fecha la producción promedio se ha mantenido en 934.000
barriles diarios. El petróleo representa un poco mas del 50% de los ingresos
que llegan al país por exportaciones, cerca de US$ 60.000 millones, los cuales
se van por el desagüe de la burocracia corrupta, sin que se beneficien las
comunidades, las cuales reciben solo migajas.
La principal producción petrolera se encuentra en 10 campos. En el
2011, según cifras del Ministerio de Minas y Energía, el 50.4% de toda la
producción se generó en los campos ubicados en el Meta y el resto, en los
campos de Arauca, Santander, Casanare y Putumayo.
*.- Campo Rubiales en el Meta, consecionado a la Pacific Rubiales Energy,
operadora canadiense; es el que más produce, 220 mil barriles diarios (18% de
la producción nacional);
*.- Castilla en el Meta.
*.- Caño Limón en Arauca, consecionado a Oxy, operadora
estadounidense.
*.- Castilla Norte, en el Meta.
*.- Cira en Santander. Entre las 5 producen cerca del 30% del total
nacional.
En el año 2003 las reservas de crudo eran de 1.5 millones de barriles
y 28 pozos exploratorios; en el 2010, las reservas llegaron a 2.0 millones.
Hay un desfase evidente en la meta de exploración y explotación. En el
año 2011, fueron perforados 126 pozos de los 150 que se tenía como meta, de los
cuales 35 resultaron productores, 53 están en pruebas y 38 secos.
En el primer semestre de 2012, se perforaron 63 pozos, 16 resultaron secos
y 47 estaban en prueba.
En este momento y con la producción actual, Colombia ocupa el tercer
lugar en la producción de crudo en Suramérica, después de Venezuela y Brasil; y
el sexto en la producción de gas.
Millones de barriles día:
1. Venezuela...... 2.720.000
2. Brasil..........2.193.000
3. Colombia........ 934.000
4. Ecuador......... 509.000
El plan minero-energético atraviesa dificultades para cumplir la meta
propuesta; una de ellas, es el lento incremento de las reservas y pozos
productivos; con grandes esfuerzos se ha logrado establecer reservas de crudo
por 2 millones de barriles, resultando muchos de los pozos secos y otros en
prueba.
A lo anterior hay que agregarle el rechazo de comunidades,
ambientalistas, trabajadores, académicos y patriotas en general, así como el
accionar de la insurgencia que se opone a que las trasnacionales se llevan la
riqueza y dejen solo socavones y naturaleza muerta.
La posición y exigencia del ELN sobre la extracción de los recursos
naturales, es que éstos sirvan para el desarrollo nacional, el bienestar de las
comunidades y que se haga con protección de la naturaleza.
Así mismo que las mayorías nacionales sean partícipes en el análisis,
discusión y definición del país que todos queremos y en las transformaciones y
cambios necesarios para que la solución al conflicto social y armado y la paz,
sea una realidad concreta.
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