Revista
Insurrección (Lunes, 18 de Junio de 2012) ELN de Colombia
Después
de casi sesenta años de conflicto interno y guerra injusta contra el pueblo, que
es quien pone los muertos y padece todo tipo de sufrimientos, mientras que la oligarquía
y los que hacen la guerra a favor de ésta, se enriquecen y acumulan capital, es
apenas legítimo que las grandes mayorías de la Nación reclamen y exijan la paz.|
Tras
la guerra hay muchos intereses en juego, tanto de la ultraderecha como la de la
oligarquía cipaya, los militares colombianos y los Estados Unidos. Unos y otros
se oponen a buscar la solución política que haga posible que la paz con justicia
social, estable y duradera sea la que impere en Colombia.
Para
la oligarquía el interés es no dejar que el país cambie favoreciendo también a las
grandes mayorías nacionales, sino que este siga igual como viene, derramándoles
mayores beneficios económicos a ellos y a las multinacionales; Los militares son
otros de los grandes beneficiarios de la guerra, pues además de enriquecerse con
el abundante presupuesto destinado a profundizar ésta, temen perder su autoproclamado
estatus social de “defensores de la Patria y la democracia”.
Para
los imperialistas gringos el respaldo a la oligarquía está dentro de sus intereses,
pero los fundamentales para ellos son los económicos y geopolíticos, dada la ubicación
estratégica del país y la posición lacaya del gobierno colombiano. Interés que actualmente
cobra fuerza ante la pérdida de hegemonía en el Continente, y el temor que Colombia
se sume a la corriente de los gobiernos que se liberan de la dependencia y toman
distancian de la política estadounidense.
Otro
interés común de los dos gobiernos es la destrucción de la revolución bolivariana
y del liderazgo del Presidente Hugo Chávez, instigada por el gobierno de los Estados
Unidos y las oligarquías del Continente, acusándolo de perturbador y desestabilizador
de la región y señalado por el gobierno colombiano de apoyar a la insurgencia y
el terrorismo.
En
la actualidad la prioridad de los Estados Unidos no es tanto por el conflicto social
y armado colombiano, sino la desestabilización de la revolución bolivariana y acabar
con el liderazgo del Presidente Hugo Chávez.
Desde
este punto de vista la presencia de las guerrillas colombianas a lo largo de la
extensa frontera de 2.800 kilómetros, es un atranque para sus planes y la estrategia
que viene utilizando de montar y financiar grupos de mercenarios en las fronteras
para promover guerras civiles, darles reconocimiento político y tumbar gobiernos
que se han ido apartando de sus políticas, como es el reciente caso de Libia y el
que se adelanta en contra del gobierno Sirio.
Las
presiones del gobierno Colombiano al Venezolano sobre la seguridad en la frontera,
no es otra que limpiar ésta extensa zona de la presencia guerrillera y dejar el
espacio libre para que los paramilitares que actualmente tienen su avanzada en los
Estados de Táchira y Zulia, se extiendan al resto de toda la zona fronteriza y avancen
hacia el interior de ese país, dentro de los planes de la derecha venezolana y el
gobierno gringo. .
Vista
así las cosas, lograr la paz en Colombia se complejiza y trasciende afectando los
países vecinos, especialmente los que están en sus fronteras. De ahí que deba ser
preocupación de UNASUR el contribuir a buscar la solución política al conflicto
sexagenario.
El pueblo tiene derecho a la paz
En
cuanto a la solución del conflicto interno, hay en Colombia dos visiones fundamentales
que corresponden a los intereses en juego. La una propende y equipara paz con pacificación,
donde las guerrillas se deben desmovilizar y desarmar por las buenas o las malas,
sin que se aborden las causas generadoras que dieron origen a su surgimiento.
Para
la otra visión, la paz es producto de un proceso de construcción donde se busque
solución a las causas que generaron la guerra y la alimentan. Una paz con la participación
de los movimientos sociales y el conjunto de la nación, pues la paz no es propiedad
exclusiva del gobierno que dice tener “la llave” en sus manos.
Estas
dos visiones que marchan por orillas diferentes, solo es posible que avancen hacia
un punto de encuentro, por la acción y movilización de las grandes mayorías que
reclaman cambios urgentes en el país y la solución política al conflicto para que
sea viable la construcción de la paz.
Por
eso es urgente que todos los que rechazamos y estamos afectados por este modelo
injusto de sociedad y afectados por la guerra, construyamos un gran movimiento donde
quepamos todos los que soñamos con la paz real, estable y duradera, resultado de
los cambios que el país necesite se traduzcan en justicia y bienestar social para
todos los colombianos.
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